Las carreras de bicicletas en las fiestas de los pueblos y barrios de nuestra isla
eran lo mas deportivo que hacíamos allá por los años 50.
Aparte del fútbol (la mayoría de las veces con pelotas echas por nosotros mismos, con calcetines que le escamoteamos a la ”vieja” (madre). -cariñosamente en canario- y los llenábamos de trapos y papeles, para darles una forma redondeada. hasta que llego la época del (presilá) con los años averigüé que se llamaba plexiglás y comenzaron las pelotas de goma.
Las carreras de bicicletas consistían en poner una cuerda de un extremo a otro de la calle y en ella se “trababan” (sujetaban) con alfileres unas cintas de colores que tenían al otro extremo una anilla y que el ciclista debía con un palillero (de los portaban las plumas que usábamos para escribir con tinta, mojando en el tintero),meterlo dentro de la anilla y sin parar la bici tirar de ella y llevarla en su recorrido ganando, el que mas cintas acumulaba, de todas las que se ponían en la cuerda
Para lo cual se necesitaba precisión y destreza en el manejo de la bici pues debía llevar una velocidad adecuada, o que los organizadores creían, que era la correcta, pues si te parabas o ponías un pie en el suelo perdías el turno y tenias que empezar de nuevo. Pero con una oportunidad menos que tus adversarios.
O las carreras de burros, con los jinetes sentados en las ancas traseras del animal y montados a pelo, o con una trapera encima del lomo, galopando por aquellas polvorosas carreteras hasta la meta, que habían acordado los organizadores de la fiesta.
Hoy mi hijo de nueve años, me comentaba. -cuando me veía escribiendo estas líneas-,
que en aquellos tiempos teníamos una suerte bárbara, por lo bien que nos lo pasábamos
Lo que me ha hecho pensar si realmente al darle todo echo,-para que no se esfuercen mucho-. No les estaremos robando su creatividad.
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